No se puede dar lo que no se tiene

Sólo aquel que se siente amado es capaz de poder amar. Si una persona no siente que es querida, si por el contrario, siente que la gente que lo rodea, sus amigos, e incluso su propia familia no lo ama, entonces nunca podrá trasmitir amor. Para dar algo, hay que previamente tenerlo.

Muchas personas toda su vida se han sentido miserables, con un hondo vacío en su corazón. Luego han intentado llevar vidas "normales", casarse, tener hijos, trabajar; sin embargo, jamás pudieron trasmitir lo que nunca le dieron: amor.

Muchos de ellos han sido maltratados desde niños. Sus padres los golpeaban, los humillaban comparándolos con otros, los insultaban cuando se equivocaban. No había incentivos ni felicitaciones. Incluso muchos de ellos, han sido abusados no sólo física y psicológicamente, sino también fueron violentados en el ámbito sexual.

Todo ello no ha generado que muchos individuos, lleven un sufrimiento en su corazón, sufrimiento que si bien por tiempos ha sido sofocado, apaciguado, escondido, pero nunca borrado.

si tú eres una de esas personas, yo te invito a que conozcan al verdadero amor, aquel que  sana los corazones.

Haz conmigo esta pequeña oración: señor Jesús, tú conoces perfectamente mis sufrimientos, sabes el dolor que llevo en mi corazón,  conoces de aquella situación de impotencia que me ha hecho llorar desconsoladamente, pero también me ha hecho reaccionar con ira y rencor. Y sé que esto que llevó dentro tarde o temprano acabará destruyéndose, si es que tu perfecto y maravilloso amor no sana mis profundas heridas. Es por ello que me acerco a ti confiando en que tú tienes mucho amor para darme, de tal forma que sea también capaz de trasmitirlo a los que me rodean. Sana mis heridas, te entrego mi corazón lastimado, para que tú me entregues uno sano. Gracias por lo que harás en mi vida. Amén"

Aquel gran Amor

El amor que alguien sintió por mi me salvó la vida. Cuando ya creía que nada tenía sentido, cuando la corriente de mi agonía me llevaba cuesta abajo, aquél amor inmerecido, que no me costó absolutamente nada motivar en Él, me salvó de una muerte segura. Por eso creo que en el amor hay sanidad; que la persona que se siente amada, puede ser capaz de volver a nacer, de ser una nueva criatura. Pero el amor que a mi me salvó no fue un amor cualquiera, de esos que pasan por la vida sin dejar huella, de esos que rozan el corazón, pero no logran invadirlo. Aquél amor sublime y eterno, es el amor que Dios sintió por mi y  que me lo transmitió a través de Jesús, aquel ser súper maravilloso que me rescató, que sacó del hoyo mi vida, que me colocó sobre la gran Roca, y que puso en mis labios una nueva canción.

Ese amor ahora es mío, y también puede ser tuyo. Ese amor es el único que puede sanar tus heridas, por más profundas que estas sean, por más dolorosas que hayan sido tus experiencias, por más amarga que tengas hoy el alma...