Escudríñame

Señor, escudriña lo profundo de mi ser
y que cada rincón de mi alma quede expuesto,
frente a la pureza de tus santa mirada;
pues sé que si he de suplicar perdón,
he de hallar también tu compasión.
Señor que no quede nada escondido de Ti
ni aún en lo profundo de mis sentimientos,
y aún aquello, de lo que hoy no tenga recuerdo,
quede expuesto bajo tu santo escrutinio,
al amparo de tu amor y tu santo perdón.
Arrasa con todo, que con nada me quiero quedar,
limpia mi alma, mi mente y mi ser,
porque si algo pretendo hoy guardar,
que sea tu amor, tu gracia y verdad
por toda esta vida y por la eternidad…

En tus manos

En tus manos, puedo fundar mi verdadero hogar.
En tus manos, puedo realmente ser completamente libre.
En tus manos, puedo volar hasta el firmamento.
En tus manos, es donde realmente estoy protegida.
En tus manos, crece la esperanza para mi vida.
En tus manos, fui hecha nueva criatura.
En tus manos, todos mis pecados fueron perdonados.
En tus manos, camino confiada y segura.
En tus manos, encuentro el pan de cada día.
En tus manos, mi alma encuentra paz y reposo.
En tus manos la risa es libre y espontánea.
En tus manos, me siento verdaderamente amada.
En tus manos, Padre Amado, soy realmente tu hija.

Inmenso Amor...

Era hermoso y confortable aquel lugar,
los ángeles le adoraban y le honraban,
merecedor de toda gloria, Hijo de Dios.
Al lado de Dios Padre, que más podía esperar.
Pero un día miró a los hijos de los hombres
enredados en sus delitos y pecados,
condenados a perderse eternamente,
y su corazón fue movido a compasión.
A pesar de lo que hacían, Él aún los amaba
y por amor a ellos dejó todo, y lo sufrió todo.
Se hizo uno de ellos, pero la maldad nunca obró en Él,
Levantó muertos, sanó cojos, y dio vista a los ciegos,
Pero el mundo aún no podía ver.
Se volvieron contra Él y en una cruz lo vieron morir;
resucitó triunfante y volvió junto a su Padre.
Pero su inmenso amor no terminó allí,
cerca de su Padre aboga por nosotros.
Su amor es incomprensible, es extraño
para hombres como nosotros, que no sabemos amar.
¡Enséñanos, Señor, a amar como Tú nos amaste primero!
¡Enséñanos, Señor, a ser como Tú…!
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Tu Amor sigue Sanando

Señor: Tú diste vista a los ciegos, y voz a los mudos; Tú sanaste a paralíticos, cerraste la boca de los leones, guiaste a tu pueblo a través del desierto, levantaste a lo muertos de su sepultura; y todo lo hiciste por amor. Sé que aún hoy en día sigues haciendo milagros y prodigios...aún Tu amor sigue sanando.

Personas que saben amar