Señor, escudriña lo profundo de mi ser
y que cada rincón de mi alma quede expuesto,
frente a la pureza de tus santa mirada;
pues sé que si he de suplicar perdón,
he de hallar también tu compasión.
Señor que no quede nada escondido de Ti
ni aún en lo profundo de mis sentimientos,
y aún aquello, de lo que hoy no tenga recuerdo,
quede expuesto bajo tu santo escrutinio,
al amparo de tu amor y tu santo perdón.
Arrasa con todo, que con nada me quiero quedar,
limpia mi alma, mi mente y mi ser,
porque si algo pretendo hoy guardar,
que sea tu amor, tu gracia y verdad
por toda esta vida y por la eternidad…